Educación y Elecciones: Para no perder otros cinco años
Somos un país de contradicciones. Por un lado, contamos con planes educativos de largo plazo debidamente formulados, algunos aprobados o en sus etapas finales de diseño. Pero, de otro lado, encontramos que la educación no aparece en la discusión pública preelectoral con la intensidad y la forma concreta que debería hacerlo.
¿Qué es lo que los candidato(a)s deberían estar proponiendo? Como resultado de una lectura transversal de los planes e investigación existentes, se puede señalar que hay al menos 3 puntos que necesitan ser atendidos. En primer lugar, un mejoramiento de la formación y motivación de los docentes para que efectivamente estos puedan estar en capacidad de desarrollar mejores y más pertinentes procesos de enseñanza. Ante ello, cabe preguntarles a los candidato(a)s si por ejemplo van a aprobar la carrera pública magisterial. O sobre como van a enfrentar las capacitaciones y su seguimiento, de manera tal que éstas puedan efectivamente transmitir mejores contenidos a los profesores y no representen únicamente un cumplimiento de compromisos burocráticos asumidos.
En segundo lugar, se llama la atención sobre las desigualdades no atendidas que aún persisten en el sistema educativo. ¿Qué hará un siguiente gobierno? ¿Se animará a una distribución más equitativa del gasto, invirtiendo por ejemplo más en programas especiales de atención a la primera infancia en las zonas de mayor pobreza?
En tercer lugar, existe la necesidad de definir claramente las metas del sistema educativo. Esas metas deberían además permitir implementar mecanismos simples que ayuden a reconocer si avanzamos o no, y si es que aquellos que tienen la responsabilidad principal de empujar el cambio, efectivamente lo están haciendo. Esto último es un punto particularmente importante para un sector como educación que salvo importantes excepciones (por ejemplo, Proyectos de Ley de Carrera Pública Magisterial y Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación Educativa), no da muestras de estar comprometido con la necesidad de cambiar ¿Cómo romper esa inercia negativa? ¿Cómo se piensa resolver el problema institucional y de gestión, de manera tal que no se pierda más tiempo ni plata, sobretodo si los recursos son muchas veces préstamos que todos nos comprometemos a pagar?
Esas son sólo algunos temas que deberían estar pensando todos los candidato(a)s. Y no solo los o las presidenciales sino también lo(a)s que postulan al congreso, donde finalmente se deciden muchas cosas. Aunque no lo parezca, la educación es un asunto de corto plazo. El futuro de las nuevas generaciones depende de lo que se haga ahora. Eso es importante reconocerlo y exigírselo a los políticos que normalmente no tienen incentivos de corto plazo para preocuparse por lo educativo. De lo contrario, vamos a sacrificar una generación más de peruanos y peruanas.