¿Crisis real o crisis de expectativas? el empleo en el Perú antes y después de las reformas estructurales
Año | : | 1998 |
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Autor/es | : | Jaime Saavedra |
Área/s | : | Empleo, productividad e innovación, Reforma del Estado e instituciones públicas |
[1998] SAAVEDRA, Jaime. ¿Crisis real o crisis de expectativas? el empleo en el Perú antes y después de las reformas estructurales. Washington, D.C.: BID. Documento de trabajo, 388.
En esta investigación se analizan los mecanismos de ajuste del mercado de trabajo entre 1986 y 1997. Luego de un estancamiento del empleo entre 1988 y 1992, periodo recesivo en el cual el mercado de trabajo se ajustó a través de una reducción en los ingresos reales y una menor tasa de participación laboral, a partir de 1993, el empleo empezó a crecer junto con el nivel de actividad económica.
El mercado de trabajo fue capaz de absorber el aumento de la oferta de empleo en ese periodo. El aumento del empleo fue generado íntegramente por el sector privado, ya que el empleo público se redujo. Sin embargo, hay grupos demográficos específicos, como los hombres de mayor edad, para quienes el crecimiento del empleo ha sido muy pequeño, y las probabilidades de desempleo han aumentado. A pesar de la liberalización del mercado de trabajo de 1991, el sector informal sigue comprendiendo a más de la mitad del empleo urbano, aunque no se encuentra un crecimiento de la participación del empleo informal, como usualmente se afirma.
Comparando 1986 con 1997, se encuentra una destrucción neta de empleo de muy bajos ingresos pero también de empleos de muy altos ingresos. El sector servicios ha incrementado su participación en el empleo, tanto servicios de alta como de baja productividad. Parte importante del crecimiento del empleo asalariado ha sido vía contratos temporales, lo cual puede estar explicando el incremento de la participación de los empleos de corta duración.
Los ingresos reales medios crecieron hasta 1995, en línea con el incremento de la productividad laboral, y a partir de ese año se estancaron. Como se describe aquí, a excepción de los hombres mayores, para el resto de los ocupados el problema principal son los bajos ingresos derivados de una baja productividad.
Si bien los cambios en empleo e ingresos en el mercado de trabajo han ido en la dirección correcta, la magnitud de los mismos no han sido suficientes y la falta de empleo sigue siendo percibida como el problema más grave según la opinión pública.