Manuel Glave opina sobre la situación actual de la agroexportación en el Perú en mesa redonda de La Revista Agraria
“La agricultura de exportación ha jugado un rol central en el dinamismo económico de la sociedad peruana en diferentes momentos de la historia republicana. […] es una actividad muy heterogénea, no solo porque en los últimos quince años hayan reaparecido los neolatifundios, sino porque, en general, hay diferentes cadenas de valor que articulan a diversos actores”. Manuel Glave, investigador principal de GRADE, reflexionó en torno a la situación actual de la agroexportación en el Perú durante una mesa redonda organizada por La Revista Agraria. En ese sentido, anotó: “Desde el punto de vista de número de unidades productivas, es necesario contar con políticas públicas diseñadas para promover una agricultura de exportación más eficiente, sostenible, y que tengan impacto en diversos objetivos y no solamente en la generación de divisas.” Participaron también en la discusión: Lorenzo Castillo, gerente de la Junta Nacional del Café; José Chlimper, exministro de Agricultura, y Luis Paz, agrónomo y asesor de la presidencia ejecutiva de Sierra Exportadora.
Así mismo, el economista destacó el desafío de contar con políticas que lleguen al gran universo de pequeños productores no formales, “porque si seguimos apostando por un régimen universal en el mundo de la formalidad, nunca vamos a llegar a ese sector aún informal”.
Glave explicó que la asociación entre agroexportación, gran dimensión y nuevo latifundio capitalista es un tema de percepción. “Las cifras nos dicen que el crecimiento de la agroexportación no tradicional es de diez veces y el de la tradicional (como el café y el algodón) es de tres a cuatro veces. Por eso, es necesario destacar que el crecimiento del sector agroexportador en los últimos quince años también se explica por el dinamismo de ese pequeño productor.”
“Otro gran dilema actual de la agricultura llamada no tradicional y de gran escala es el tema de los recursos hídricos. En general, esa agricultura de gran escala y alta eficiencia tecnológica depende del acceso y provisión de recursos hídricos, pero el Estado no ha terminado de establecer reglas claras para ello”, dijo el investigador de GRADE y agregó que también existe una percepción de que los agricultores exportadores capitalistas “se la llevan fácil” porque no pagan el costo real de oportunidad de los recursos hídricos, por lo que la agricultura de gran escala se beneficia demasiado por los incentivos; sin embargo, “a la sociedad peruana, en general, hay que explicarle que el tema de la agricultura de exportación no solamente se refiere a las grandes unidades capitalistas, sino también a las decenas de miles de productores de pequeña escala que también le dan un dinamismo al sector.”
El economista cuestiona hasta qué punto la gran propiedad genera un cambio de tal magnitud en el paisaje social y político de un territorio, que lo convierte en “propietario” de centros poblados e incluso hasta del mismo alcalde. En esta línea, indica: “Se están se están generando cambios en la identidad de la población local cercana a esta gran propiedad. ¿Hasta qué punto estos cambios son positivos o negativos? En muchos casos, especialmente en las grandes extensiones de monocultivos como caña y palma, con más de 5 000 o 10 000 hectáreas, se está produciendo una externalidad negativa, no solo en el aspecto del impacto ambiental negativo por el uso de un monocultivo, sino también en el del fuerte impacto en la identidad territorial de las poblaciones locales.”
Finalmente, insiste en el tema del uso de recursos hídricos: “Es necesario que en el Perú tengamos la capacidad de realizar balances hídricos integrales en cada valle. Hasta que eso no quede claro, siempre existirá la inquietud y percepción de que las grandes empresas exportadoras vienen beneficiándose de una externalidad ambiental sin pagar el costo real de oportunidad del agua.”