¿Debe el INEI autoevaluarse?
El censo del 21 de octubre se desarrolló con demasiadas irregularidades. Hay quejas sobre empadronamientos fantasma de viviendas en las que alguien solo pegó el sticker, y siguen aumentando las evidencias de un manejo inadecuado para una actividad en la cual todos esperábamos más de nuestras autoridades. Cabe destacar que la población demostró un alto grado de civismo y espíritu de colaboración.
Pero lo que nos sigue preocupando es, sin duda, que los datos recogidos tengan mínimos niveles de confiabilidad. El encuestador que visitó mi hogar, por ejemplo, se saltó varias preguntas de la cédula en las cuales nunca sabremos qué llenó (sobre discapacidad, situación de empleo, rama de actividad, e hijos nacidos vivos). Hemos sido testigos de muchos casos en los que el empadronador era un chico de 14 o 15 años, cuando el INEI dijo que mínimo debía tener quinto de media. Es de pronóstico reservado lo que puede haber pasado en millones de hogares con la calidad de los datos tomados por empadronadores escasamente preparados y apurados.
En este contexto, el jefe del INEI, Renán Quispe, anunció que la encuesta poscensal la realizará el propio INEI, que pasaría a autoevaluarse, pese a que su actuación y la credibilidad institucional están fuertemente cuestionadas. La encuesta poscensal es el único instrumento técnico que hay para evaluar la calidad de los datos. Consiste en una revisita a una muestra de viviendas para aplicarle la misma cédula censal, pero a cargo de encuestadores experimentados, que previsiblemente cometerán menos errores. Luego, los datos se comparan con las tomadas a los mismos hogares el día el censo.
Una encuesta poscensal bien hecha podría permitirnos conocer el grado real de cobertura que alcanzó el censo y, sobre todo, evaluar la calidad de los datos. Y no solo preocupa que la encuesta la quiera hacer la propia entidad que ha llevado tan mal el censo, sino que se propone que esta sea solo aplicada a seis mil viviendas (menos del 0,1% del total de viviendas en el país), una muestra demasiado pequeña y que no permitiría corregir errores a nivel departamental. Lo deseable es una muestra de por lo menos 50 mil viviendas, que tendría buena representatividad departamental y mejor opción para corregir los previsibles errores.
Antes de la realización del censo planteamos que la encuesta poscensal sea realizada por una entidad independiente, que debería ser alguna de nuestras universidades con experiencia en encuestas. Solo si el Gobierno decide hacer que el controversial censo sea evaluado por una entidad independiente, estará recuperando en algo la confianza y credibilidad en este censo y sus resultados.