A promover la inversión privada en las regiones
El desarrollo de concesiones descentralizadas, ejecutadas por las municipalidades o los gobiernos regionales, puede convertirse en un instrumento importante para atraer la inversión privada y el desarrollo de infraestructura e impulsar sus economías.
El reciente anuncio del director ejecutivo de Pro Inversión respecto a que se está ampliando los roles de esta institución para atraer capitales hacia las distintas regiones del país constituye un paso importante en el impulso a las concesiones descentralizadas, es decir, procesos de concesión que son conducidos y ejecutados por los gobiernos locales o gobiernos regionales. En estos momentos ya existen municipalidades que, a través de convenios con Proinversión, están adoptando procesos de concesión para la ejecución de redes viales, terminales terrestres o sistemas de transporte urbano.
nEn una concesión, el inversionista privado firma un contrato con el Estado (representado por el Ejecutivo, gobiernos locales o gobiernos regionales) a través del cual se compromete a financiar y ejecutar una obra a cambio de que se le permita cobrar una contraprestación por su uso. Estas contraprestaciones o tarifas están reguladas en los contratos de concesión, así como el porcentaje de los ingresos del concesionario que recibirá anualmente el Estado por la concesión. En las concesiones no se transfieren activos del Estado al sector privado, sino que, por el contrario, la mayoría de contratos estipulan que las obras financiadas y ejecutadas por el concesionario privado revierten al Estado cuando finaliza el período de concesión.
¿Por qué son necesarias las concesiones? Actualmente en nuestro país existe un importante déficit de infraestructura de servicios públicos, en otras palabras, se requiere invertir en carreteras, puertos, aeropuertos, electricidad, telecomunicaciones, etc. Por otro lado, existe un importante déficit de inversión en capital humano, es decir, en salud y educación. El Estado peruano, al igual que una familia, cuenta con un presupuesto limitado por lo que tiene que escoger cuál es el mejor uso que le puede dar a estos recursos. Si el Estado los invierte en el desarrollo de infraestructura de servicios públicos, le quedarán menos recursos para invertir en salud y educación.
A manera de ejemplo, supongamos que se requiere construir una red vial por un valor de 30 millones en una región para facilitar la salida de sus productos a los mercados. Esta carretera puede ser financiada por el sector privado a través de una concesión o por el Estado a través de inversión pública. Si el Estado la otorga en concesión al sector privado lograría dos objetivos. En primer lugar, la ejecución de la obra y, en segundo lugar, podría utilizar estos 30 millones de su presupuesto para financiar programas en los que el sector privado no invertiría, como son los programas de educación y salud dirigidos hacia la población más pobre. El Estado, en este caso, estaría haciendo el mejor uso de sus escasos recursos ya que los estaría focalizando en aquellos sectores que realmente lo necesitan.
Por otro lado, uno de los principales problemas del centralismo es que la mayor parte de la inversión privada se realiza en Lima. En otras palabras, para generar desarrollo económico en las regiones se requiere desconcentrar no sólo la inversión pública sino principalmente la inversión privada. El sistema de concesiones permite atraer inversión privada a las regiones sin necesidad de generar un sistema de exoneraciones o incentivos tributarios, los que han demostrado tener poca efectividad. Entre las concesiones descentralizadas que podrian desarrollar gobiernos regionales o locales tenemos centros turísticos, redes viales, terminales, centros de comercialización, etc.
La inversión privada, que sería atraída a través de las concesiones descentralizadas, generaría efectos multiplicadores en el resto de la economía regional, lo que permitiría promover el desarrollo de la misma. Si tomamos como ejemplo la infraestructura de transporte, la falta de buenas carreteras genera sobrecostos que son añadidos al precio del bien final restándole competitividad a la producción de la región. Un sistema de concesiones descentralizadas que contribuya al desarrollo de una infraestructura adecuada permitiría reducir o eliminar estos sobrecostos y mejorar de esta manera la competitividad de la región.