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13 de julio de 2006Perú 21

Un mejor uso del canon: ¿Misión imposible?

Los precios de los minerales han aumentado sustancialmente los recursos que están recibiendo los gobiernos regionales y locales por concepto de canon. Estos casi se duplicaron, elevándose de S/. 451 millones en el 2004 a S/. 888 millones en el 2005. Incluso, en algunos departamentos productores de cobre, el canon se ha multiplicado por cuatro o más, mientras que el precio de este metal continúa a niveles históricamente altos.

Muchos ya han mencionado la paradoja de que ahora que se cuenta con tantos recursos, los gobiernos locales estén gastando poco. Como siempre andamos buscando culpables, los alcaldes se han lanzado contra el SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública), que les frena el ímpetu por construir miradores como el de Puerto Maldonado o locales comunales de seis pisos. Los analistas han señalado la falta de capacidades locales como el impedimento para que las autoridades puedan elaborar proyectos razonables. Las recomendaciones van desde flexibilizar la ley de canon para permitir que se puedan financiar con estos fondos la elaboración de los perfiles de los proyectos hasta eliminar al SNIP.

Tal pareciese que el objetivo es sólo gastar en vez de invertir. Cuando se habla de recursos no renovables y de la renta que generan se esgrimen muchos argumentos para que el estado la capture. ¿Pero cómo asegurar que esa renta sea bien utilizada? La vigilancia ciudadana ayuda a controlar la corrupción pero no resuelve todo el problema.

Hay una «regla de oro», llamada regla de Hartwick-Solow, que propone que parte o toda la renta se invierta en generar un nuevo capital para reemplazar al capital natural que está siendo explotado. La aplicación de esta regla le ha dado buenos resultados a varios países, como Botswana, productor de diamantes, cobre, níquel y carbón, cuyo ingreso per cápita ha crecido en las últimas tres décadas a un ritmo de 7% anual.

Si se trata de generar nuevo capital con alto rendimiento, entonces habría que olvidarnos de tanto cemento como induce la ley de canon y pensar más en capital humano. Invertir requiere establecer prioridades pero también buscar complementariedades. ¿Es posible que el nuevo gobierno empiece a poner en práctica el Acuerdo Nacional y aumente la inversión en educación y salud? ¿La inversión que haga el gobierno central en esos rubros no sería mucho más efectiva si los gobiernos regionales y locales invirtieran parte de su canon también en educación y salud? No sólo se estaría trabajando para el futuro, sino que también se ayudaría a disminuir el conflicto social en las zonas mineras.

Pero ya que estamos pensando en lo mejor para el futuro ¿no deberíamos también pensar en crear un fondo de estabilización que sirva para los años en que los precios de los minerales bajen? Se había propuesto el Fondo de Compensación del Canon y las Regalías (FOCAR), pero ahora nadie habla de él.

Invertir la renta minera en educación y salud y guardar pan para mayo es una receta que no les va gustar a los que prefieren construir infraestructura ¿pero no es tiempo de que las autoridades dejen de pensar en placas recordatorias o en las próximas elecciones y se pongan a invertir para el futuro?