Sinergias entre la educación y el empleo: ¿quiénes son los dejados atrás y qué se puede hacer al respecto?
La investigación sobre los efectos del acceso a la educación y las condiciones de empleo es abundante. Sin embargo, los efectos de la educación básica de calidad en las oportunidades de trabajo son aún una caja negra en muchos países del Sur global. En particular, en relación con los grupos marginados.
Como parte de Global Goals Week 2019 de las Naciones Unidas, Southern Voice, GRADE y la Fundación Aru organizador un webinar. Las presentaciones incluyeron una interpretación e identificación de los «dejados atrás» en el ODS 4 (Acceso a una educación de calidad) y ODS 8 (Acceso a empleo decente) en Perú y Bolivia y las sinergias entre ambos ODS. Los presentadores fueron Lorena Alcázar de GRADE, Perú, y Werner Hernani-Limarino de Fundación ARU, Bolivia. Ambos son parte de la iniciativa de Southern Voice sobre el «Estado de los ODS». Además, ambos investigadores analizaron las lecciones que se pueden extraer de los dos casos para sociedades similares.
Los «dejados atrás»: ¿quiénes son?
El estudio en el Perú creó un perfil de los marginados (los «dejados atrás»). En términos de educación, por ejemplo, los dejados atrás en educación primaria, para el caso de lectura, son niños indígenas, con bajo peso, de familias de los niveles socioeconómicos más bajos, con padres con primaria incompleta y que asisten a escuelas públicas rurales. El caso de matemáticas es similar, pero añadiendo «ser niña» como un atributo. Los niños con estas características tienen 83% y 84%, respectivamente, de mayores probabilidades de quedarse atrás que sus contrapartes. En términos de empleo, un primer perfil creado fue el de los NINI (No estudian, ni trabajan). Los jóvenes con alta probabilidad de ser NINI son mujeres viviendo con niños menores de cinco años, casadas o convivientes, con educación primaria incompleta, viviendo una pobreza urbana extrema y con discapacidad. Un segundo perfil fue una nueva medición de vulnerabilidad laboral juvenil: aquellos trabajando en empleos precarios. El perfil es similar, pero las mujeres están ubicadas en áreas rurales de los Andes y son indígenas. En ambos casos, mujeres con estas características tienen un 91% de mayor probabilidad de quedarse atrás que el grupo de referencia.
En el caso de Bolivia, existen dos maneras de identificar a los que se quedan atrás. La primera manera es estableciendo un umbral en educación e identificando quién está aprendiendo detrás de la línea. La segunda manera es analizando las condiciones de aprendizaje de grupos marginados como las mujeres o los indígenas. Sin embargo, en el país, ambas maneras no son relevantes debido a que el sistema no funciona para nadie en términos de educación o de empleo. En este sentido, de acuerdo con Werner Hernani-Limarino, la solución no pasa por solucionar partes del sistema o de incorporar a más estudiantes, sino de repensarlo. «Debemos tratar de darle a todos en el sistema (profesores, administradores, estudiantes y padres de familia) diferentes grupos de incentivos para hacer que el sistema funcione», indicó.
Sinergias entre la educación y el empleo
Los hallazgos en el Perú estiman importantes sinergias entre el acceso a la educación de calidad y el acceso a empleos decentes. Por ejemplo, quedarse atrás en lectura a los 15 años de edad, aumenta la probabilidad de un empleo precario en un 14%. Además, aunque quedarse atrás en educación no es un determinante relevante para ser un NINI, sí lo es en términos de trabajar precariamente. Un hallazgo interesante es que no haber culminado la educación básica aumenta las probabilidades de quedarse atrás en términos de empleo, pero estas probabilidades son menores que aquellos que se quedan atrás en el acceso a una educación de calidad. «No es el acceso a la educación lo que importa, sino el acceso a una educación de calidad«, dijo Lorena Alcázar. El estudio también muestra que ser mujer no tiene un efecto significativo en el acceso a una educación de calidad, pero sí tiene un efecto fuerte en el acceso a empleos decentes. Asimismo, ser indígena es un determinante significativo para quedarse atrás, tanto en términos del acceso a la educación como a un empleo decente. Los resultados también revelan que las mujeres indígenas peruanas son más propensas a recibir educación inadecuada y enfrentar un empleo precario e inestable.
De acuerdo con Werner Hernani-Limarino, un sistema que crea sinergias entre la educación y el empleo es uno que genera habilidades reales y aprendizaje y que usa ambos en el proceso productivo. No obstante, en Bolivia, este no es el caso por varios factores. Un factor es que las personas que asisten a la escuela no están aprendiendo. Otro factor es que, durante los últimos cinco años, el mercado laboral valora más las conexiones sociales y políticas. “La pregunta no va por saber cuál es el aporte mágico que va a mejorarlo todo, sino cómo rediseñamos las reglas para hacer que el sistema funcione”, afirmó.
Manteniendo el rumbo para alcanzar los ODS 4 y ODS 8
Los estudios muestran distintas conexiones entre la calidad de la educación y el acceso a un empleo decente. Pero ambos casos plantean que si los países invierten en educación de calidad y aseguran que todas las personas tengan acceso a esta, lograrán mejores resultados en el acceso a trabajos decentes. “Los gobiernos deben invertir en educación de calidad, enfocándose en las áreas remotas, y es importante que los programas educativos consideren un foco de género», concluyó Lorena Alcázar. Para Werner Hernani-Limarino, es clave vincular las habilidades y el aprendizaje, generado en los sistemas educativos, con el proceso de producción.