Maltrato infantil: violencia que engendramos
¿Qué puede hacer que una madre respalde a la pareja que agrede a su hijo?
Raúl Castro
Periodista y antropólogo
Lo que indigna del caso de Luis Tasaico Donoso, filmado en video y acusado por testigos de golpear al menor hijo de su pareja hasta hacerlo sangrar, es más que el hecho de violencia en sí. Es la defensa que la madre del niño golpeado hace del agresor y de sus acciones.
La abogada Patricia Zevallos Hinojosa consideró como un simple incidente y “puro sensacionalismo” lo ocurrido con su hijo de 5 años en la calle Parque Sur de San Isidro, el pasado lunes 26 de enero, según se escuchó en una conversación emitida por un noticiero.
Ese día Tasaico sacó a empellones al niño de un restaurante y lo introdujo con tal rudeza a su auto que le rompió la nariz. No contó con que una solidaria mujer que pasaba por el lugar lo filmaría con el celular, subiría el video a las redes sociales y lograría con su emisión despertar el repudio de toda la ciudadanía.
La movilización tras el incidente fue creciente: Tasaico purga ahora 9 meses de prisión preventiva, mientras dura la investigación. No podía ser de otra forma dado lo dolorosamente cotidiano que es el maltrato infantil en el Perú.
Las cifras son crueles: una investigación del 2011 del Grupo de Análisis para el Desarrollo – Grade mostraba que cuatro de cada 10 menores en nuestro país ha sufrido algún tipo de violencia en su propia casa. La más frecuente: castigos o sanciones con algún objeto. Los casos de violencia severa, como quemaduras o laceraciones, no estaban ausentes.
En el 2013, el mismo equipo, dirigido por el sociólogo Martín Benavides, encontró en otro estudio que es la madre la que mayor castigo físico infringe en sus hijos. Peor aun: halló que en los hogares peruanos donde la mujer es golpeada por su pareja o esposo, o en los que ella experimentó lo mismo frente a su padre, la reproducción de la violencia se volvía positiva.
En estas circunstancias, ¿qué puede hacer que una madre respalde a la pareja que agrede a su hijo? Los especialistas de Estados Unidos lo llaman “patrón sistemático de dominación psicológica y física”.
Los países de América Latina, con su machismo galopante, lo padecen, cierto, pero no exclusivamente. Seis de cada diez niños en edades de 2 a 14 años sufren de violencia doméstica en el mundo, dice un reporte de Unicef, regidos por este principio.
Por ello, en Estados Unidos la preocupación se ha situado en los ambientes de “estrés tóxico” que se forman en los hogares. Como me dijo la experta en políticas educativas de Harvard, Armida Lizárraga, lo grave en estos casos es su efecto multiplicador, pues trae consecuencias en la capacidad de aprendizaje, memoria y, por supuesto, equilibrio emocional de las víctimas.
Familias violentas engendran hijos violentos. Si en los primeros años de vida hablar a los niños es básico para su desarrollo, pegarles es nefasto. Como dice Lizárraga, el lenguaje lo es todo en el ser humano. Si este viene a mazazos, las consecuencias serán terribles. No esperemos a verlo en la TV para reaccionar ante ello.