Banco de la Nación y crédito a las PYME
Una reciente propuesta electoral sostiene la necesidad que el Banco de la Nación (BN) se convierta en una entidad que otorgue créditos a las PYME. ¿Es conveniente una medida como ésa? ¿Es una solución para el problema del financiamiento de las PYME?
La propuesta parte del supuesto que las PYME no están siendo atendidas por la oferta del crédito formal; lo cual es sólo parcialmente cierto. La oferta crediticia a este sector es más alta de lo que se cree. Según la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) hay casi 700 mil clientes PYME y el nivel de colocaciones en el sector supera los S/. 2,5000 millones Estas cifras son la expresión del desarrollo y la consolidación de un pujante sector en el que participa la Banca formal pero que está principalmente liderado por las Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (CMAC). En efecto, a lo largo de las dos últimas décadas se ha consolidado un sistema de microfinanzas especializado en la atención a las PYME, logrando una importante cobertura -sobre todo en provincias-, con adecuados índices de eficiencia y baja morosidad. Esto ha sido posible gracias al desarrollo de una tecnología crediticia ad hoc, a la estabilidad del marco regulatorio y a una adecuada supervisión de la SBS.
Pese a estos avances, es cierto que hay algunos problemas pendientes por resolver como son la expansión de la cobertura y el costo del crédito. Un reciente estudio de Miguel Jaramillo de GRADE estima que la demanda de las PYME formales está casi en su totalidad cubierta, pero que existe un 40 % de la demanda potencial de PYME (principalmente informales) aún por atender.
En este contexto, ¿es conveniente la intervención del BN? Al parecer, no. Sobre todo si ello pasa por soluciones al estilo Banco Agrario de crédito barato y subsidiado, a costa de las arcas fiscales y en detrimento de una cultura crediticia de pago. Además del problema que implica asumir el riesgo crediticio con fondos del Estado, la propuesta podría destruir el actual sistema de microfinanzas reconocido por organismos internacionales como uno de los mejores de América Latina-.
Convertir al BN en banca de primer piso para otorgar créditos PYME, además de riesgoso, constituye una propuesta aislada y sin mayor visión estratégica. En todo caso, lo serio y responsable sería plantear un programa integral de apoyo al sector que considere otros problemas como el de la formalización, los servicios de desarrollo empresarial y una política de financiamiento que recoja la experiencia exitosa de las microfinanzas en el Perú. Y si se piensa en que el BN puede jugar algún rol en la dinámica de las microfinanzas quizás podría pensarse en que esta entidad sirva de ventanilla para la colocación de créditos de otras entidades como CMAC, Edpymes o Cajas Rurales, donde éstas no llegan.
Las soluciones para las PYME deben basarse en políticas integrales que -aprendiendo de las buenas experiencias- fortalezcan lo alcanzado y no ensayen experimentos que al final acabarán repitiendo uno de los principales problemas del país: el «borrón y cuenta nueva» y la falta de continuidad en las políticas.