En el país más rico del mundo, hasta hace tres años, aproximadamente el 30 por ciento de los hogares negros, el 26 por ciento de los hogares hispanos, y el 35 por ciento de los hogares nativos americanos no tenían conexión de banda ancha en absoluto, en comparación con el 18 por ciento de los hogares blancos. Y en la ciudad de Nueva York, el centro financiero de la nación, medio millón de hogares , incluido el 38 por ciento de los hogares de bajos ingresos, carecen de acceso a Internet en el hogar.
Claramente, la conectividad es una cuestión de infraestructura y asequibilidad. Estos números nos dicen, una y otra vez, que la brecha digital no es un problema aislado. No es solo un problema rural o un problema pandémico. Es un problema de hardware. Un problema de equidad. Un problema económico. Y un problema educativo aún mayor que nunca.